Una historia compartida, cien años. Banco de México
Exposición temporalLa exposición celebra los cien años del Banco de México recorriendo los momentos clave que han definido tanto a la institución como al país. A lo largo de este siglo, el Banco Central ha fortalecido su mandato esencial de proveer moneda nacional y preservar su poder adquisitivo mediante una inflación baja y estable, al tiempo que ha evolucionado en sus mecanismos de gobernanza y en el desarrollo de su capital humano, construyendo así una institución sólida y duradera al servicio de todos los mexicanos.
1925-1934
1935-1944
1945-1954
1955-1964
1965-1974
1975-1984
1925-1934
El Banco de México nació en 1925 con una doble función como banco central y comercial, pero pronto redefinió su papel para consolidarse únicamente como banco central. Tras iniciar en una sede provisional, en 1927 inauguró su Edificio Principal, obra del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, en una Ciudad de México en plena transformación cultural y social. Los primeros años estuvieron marcados por crisis políticas y económicas, pero la institución logró fortalecerse con la Ley Monetaria de 1931, que impulsó el uso generalizado del billete, y con reformas que le retiraron sus funciones comerciales, posicionándolo como eje del sistema financiero nacional.
1935-1944
En su segunda década, el Banco de México enfrentó profundas transformaciones derivadas de un entorno nacional e internacional complejo: entre 1936 y 1941 se reformó su ley orgánica para ajustar los mecanismos de financiamiento público, mientras que la nacionalización del petróleo en 1938 trajo consigo una devaluación del peso y la intervención del mercado cambiario. Durante la Segunda Guerra Mundial, el país experimentó un auge exportador, entrada de capitales y mayor gasto público, lo que llevó al Banco Central a aplicar medidas restrictivas como el aumento del encaje legal y el impulso de operaciones de mercado abierto. En el ámbito global, México participó activamente en la conferencia de Bretton Woods de 1944, que estableció el nuevo sistema monetario internacional de la posguerra.
1945–1954
Entre 1946 y 1954, el Banco de México fortaleció su papel en la economía nacional con la creación del Instituto Mexicano de Investigaciones Tecnológicas, la distribución masiva de billetes y monedas, y mejoras laborales para sus colaboradores, además de impulsar fondos de fomento como los FIRA. En sintonía con el desarrollo del país y la creación de nuevas instituciones financieras públicas, el Banco Central acompañó un periodo de dinamismo cultural marcado por la Época de Oro del cine mexicano y la llegada de la televisión. Aunque la economía se benefició inicialmente de la Guerra de Corea, la reducción posterior de divisas llevó a la devaluación del peso en 1954, con la que se logró restablecer el equilibrio sin frenar el crecimiento económico.
1955–1964
Desde mediados de los años cincuenta, México vivió un auge cultural y económico en el que el Banco de México jugó un papel clave al equilibrar la estabilidad monetaria con el impulso al desarrollo dentro del llamado “desarrollo estabilizador”. La institución fortaleció el poder adquisitivo de la moneda y canalizó créditos hacia sectores estratégicos como la agricultura, la industria y la vivienda social, mientras que en el ámbito cultural asumió un nuevo rol fiduciario para garantizar la permanencia de legados como los museos de Diego Rivera y Frida Kahlo, así como los fideicomisos Isidro Fabela y Franz Mayer.
1965–1974
Entre 1968 y 1970, México vivió transformaciones profundas: se introdujeron la primera tarjeta de crédito bancaria en América Latina, el primer cajero automático y la fábrica de billetes del Banco de México, que comenzó a producir papel moneda nacional. Estos avances ocurrieron en un contexto marcado por el movimiento estudiantil, los Juegos Olímpicos de 1968, la inauguración del Metro y tensiones internacionales derivadas de la Guerra Fría. Sin embargo, la política económica de mayor intervención estatal y elevado gasto público generó déficits y creciente endeudamiento externo, lo que presionó al Banco de México y desembocó en una crisis que rompió con la estabilidad cambiaria vigente desde 1954, llevando el peso de 12.50 a 20.50 por dólar.
1975–1984
A finales de los setenta y principios de los ochenta, el Banco de México enfrentó un entorno de fragilidad financiera marcado por la dependencia petrolera y el endeudamiento externo. El auge inicial por el descubrimiento de yacimientos y los altos precios del crudo dio paso a una crisis cuando su cotización cayó, provocando sobrevaluación del peso, inflación y pérdida de reservas. Durante estos años, la Ley de Instituciones de Crédito de 1975 impulsó la banca múltiple y en 1978 surgieron los CETES, modernizando el sistema financiero. Sin embargo, el desplome petrolero de 1981 derivó en una crisis profunda que culminó con la nacionalización de la banca en 1982, medida rechazada por el Banco Central, mientras el peso se devaluaba hasta 150 por dólar y la inflación superaba el 100%.
1985-1994
1995-2004
2005-2014
2015-2025
1985–1994
Entre 1985 y 1994, México atravesó una etapa de transformaciones profundas: tras el devastador sismo de 1985 y en medio del fin de la Guerra Fría, el país impulsó su integración a la economía global con la privatización de empresas estatales, la liberalización del sistema bancario y la negociación del TLCAN. En este contexto, un hecho histórico marcó al Banco de México: en 1993 se reformó el artículo 28 constitucional para prohibir su financiamiento al Gobierno federal y, en 1994, se le otorgó autonomía constitucional. Con ello, la institución adquirió independencia para definir sus políticas y asegurar su objetivo prioritario: preservar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional.
1995–2004
Tras la crisis financiera de 1994-1995, causada por la deuda en Tesobonos y la fuga masiva de capitales, el Banco de México reforzó su autonomía, credibilidad y fortaleza institucional, adoptando en 2000 el objetivo de inflación con meta anual del 3%. En paralelo, impulsó la modernización del sistema financiero mediante el desarrollo del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI®) en 2004, que permitió transferencias inmediatas, seguras y de bajo costo, consolidándose como referente internacional, y posteriormente incorporó innovaciones como CoDi® (2019) y Dimo® (2023), adaptándose a la expansión de la tecnología y la interconexión global.
2005–2014
A mediados de la década de 2000, en un contexto de crecimiento global y expansión tecnológica, México enfrentó la crisis financiera de 2008 con un sistema financiero relativamente sólido y bien capitalizado. Desde 2007, el Banco de México publicó su primer Reporte del Sistema Financiero para fomentar transparencia y estabilidad, y participó activamente en esfuerzos internacionales liderados por el Banco de Pagos Internacionales. En política monetaria, adoptó en 2008 la tasa de fondeo bancario como objetivo operacional, consolidando el esquema de objetivos de inflación y logrando anclar las expectativas inflacionarias dentro del umbral meta.
2015–2024
En el contexto actual, marcado por la integración irreversible de la inteligencia artificial y la digitalización global, así como por crisis como la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas recientes, el Banco de México ha mantenido su misión de preservar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda. Frente a choques económicos e incertidumbre, implementó medidas monetarias para controlar la inflación, que tras alcanzar picos del 8.70% en 2022 volvió a ubicarse dentro del margen meta de 3 % ±1. Además, restauró su Edificio Principal y creó el Museo Banco de México, fortaleciendo su vínculo con la sociedad y consolidando, a casi un siglo de su fundación, una trayectoria de estabilidad económica y compromiso con el bienestar de los mexicanos.
Ilustradores
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