El uso del papel moneda en México tuvo un largo proceso de aceptación desde el siglo XIX hasta que, con la Constitución de 1917, se estableció al Banco de México como único emisor. Desde entonces, ha creado doce familias de billetes con características de diseño, papel, tintas y medidas de seguridad propias, innovando continuamente para prevenir la falsificación, atender las necesidades de los usuarios e incrementar su durabilidad. La más reciente, la Familia G, autorizada en 2013 y emitida en seis denominaciones, combina estudios técnicos y culturales con la participación de especialistas y de la población, incorporando elementos de seguridad reforzados, materiales más resistentes y diseños que exaltan la historia, la riqueza natural y la diversidad cultural de México.

Los billetes de la Familia G incorporan avanzados elementos de seguridad que facilitan su autenticación y previenen su falsificación, como relieves al tacto, marcas de agua, ventanas transparentes, folios, tintas que cambian de color y efectos visibles bajo luz negra o con lupa. Además, fueron diseñados con criterios de accesibilidad que permiten identificarlos por su textura, colores, tamaños diferenciados, orientación de folios y marcas hápticas, lo que garantiza su uso por todos los usuarios. Para reforzar la confianza y el conocimiento de estos elementos, el Banco de México también ha desarrollado aplicaciones digitales que difunden sus características y acercan nuevas experiencias interactivas al público.

A lo largo de sus 95 años, el diseño de los billetes emitidos por el Banco de México ha reflejado la historia y la identidad del país, organizándose cronológicamente en cuatro secciones que muestran próceres, viñetas, tipografías y motivos característicos de cada familia: de las primeras tres familias impresas por la American Bank Note Company (1925-1978), a las emitidas por la Fábrica de Billetes del Banco de México de las familias AA a F1 (1969-2013), hasta la más reciente Familia G.